Como ya dijimos, esta dieta está basada en los llamados ritmos circadianos, conocidos también como ritmos biológicos. Según la variación de estos ritmos a lo largo de la jornada, nuestro organismo emplea diferentes cantidades de energía que le brindan los alimentos que consume, por tal motivo necesita distribuir esos alimentos de distintas maneras en las diferentes comidas. Este régimen está guiado por un patrón de vigilia y sueño y se basa en el consumo de un abundante desayuno, rico en proteínas. Esta dieta tiene muy presente el ritmo que adoptan las hormonas durante la noche o durante el día. Según el “ritmo” de nuestras hormonas, la comida que ingrese a nuestro organismo se convertirá en grasa o en energía. El ritmo circadiano del cuerpo se puede medir con la temperatura corporal, presión arterial, agudeza mental, producción de hormonas y neurotransmisores, la fuerza física, capacidad aeróbica, y una gran cantidad de funciones que va desarrollando a lo largo del día.


Como acabamos de ver, la dieta circadiana tiene como principio fundamental la ingesta de proteína en el desayuno; si incluimos en la primera comida del día alimentos como leche, huevos, yogurt, proteína de soja y demás productos que son fuente de proteínas vamos a estar más saciados a lo largo del día y no sentiremos tantos antojos. Las proteínas son igualmente importantes a la hora del almuerzo, estás pueden estar acompañadas de algunos carbohidratos (estos han de ser complejos y no refinados); pescado, huevos, frutos secos, proteína de soja, carnes rojas, frijoles, entre otros, son buenas alternativas para el medio día.


Es importante tener en cuenta el no consumir carbohidratos en grandes proporciones antes de las cuatro de la tarde, de lo contrario vamos a alterar nuestro sueño. Si te gusta el café abstente de beberlo a esa hora ya que esta bebida es una de la que más altera los ritmos circadianos, en lo posible trata de evitarlo.

Las frutas siempre serán una excelente opción, y más si se comen de noche. Estos alimentos son importante fuente de fibras, vitaminas, minerales y azúcares. Te aconsejamos comerlas enteras y no en jugo, ya que este no ofrece tantas fibras y lo que si puede provocar es una sobreproducción de insulina en el cuerpo.


Esta dieta quizás contradiga algunos paradigmas impuestos por otros modelos alimenticios, por lo tanto no está de más consultar la opinión de un nutricionista antes de llevarla a cabo.